El contexto de pandemia por el cual atraviesa nuestro país desde el 20 de marzo ha puesto en evidencia que el uso de las TICs es una herramienta fundamental para las instituciones, organismos, empresas y emprendedores, entre otros.
Carlos García Garino, uno de los vicepresidentes del Polo TIC Mendoza fue entrevistado por Unidiversidad donde dejó su punto de vista sobre la actualidad y sobre lo que se viene- “Si el escenario pospandemia plantea un mayor uso de las TICs en numerosas actividades del quehacer social, es imprescindible intervenir con políticas de Estado para paliar estas desigualdades e impulsar la economía. No es descabellado en el contexto de nuestra provincia plantear que la conectividad sea una política de Estado”, sostuvo el docente e investigador de la UNCuyo, acerca del impacto de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TICs) en la sociedad, en especial en tiempos de Covid-19.
García Garino también se refirió al impacto de las tecnologías en la sociedad, de la brecha digital, así como de los dilemas éticos que se plantean a partir de su utilización en tiempos de pandemia.
Estas son algunas de las reflexiones que dio el vicepresidente del Polo TIC Mendoza
“Las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TICs) prácticamente atraviesan toda la sociedad y sus actividades: producción, comercio electrónico, acceso a cuentas bancarias, trámites con el gobierno y organizaciones, turismo, etc. La educación no resultó ajena al impacto de las TICs en la sociedad”.
“En los últimos 15 o 20 años, la convergencia de la electrónica y la informática ha sentado los orígenes de la llamada cuarta revolución industrial, que incluso ocupó a foros gubernamentales como es el caso de Davos y causó preocupación en mucha gente que observa con reserva a los avances tecnológicos”.
“Entre otras herramientas la cuarta revolución industrial propone la robótica, la inteligencia artificial, el uso masivo de sensores, la impresión 3D, la difusión de técnicas como Big Data, etc. Por supuesto que estas nuevas herramientas y aplicaciones conllevan preguntas y dilemas acerca del impacto en el trabajo, la economía, la calidad de vida de la población, la educación, etc. Incluso, en muchos casos, estos escenarios son tan disruptivos que superan legislación existente e incluso, en algunos casos, la capacidad de reacción de los gobiernos para legislar frente a estas novedades”.
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